El trabajo en los foros de debates de nuestros cursos a distancia son espacios de diálogo donde se enriquece el aprendizaje porque se comparten experiencias y puntos de vista sobre diferentes situaciones.
Y como todos aprendemos de todos, quiero compartir el planteo que Silvina (Ituzaingó, Buenos Aires) realizó en última edición del curso a distancia Agricultura Urbana: alternativa para el autoconsumo y la alimentación natural y la respuesta que le dimos.
Dice Silvina: Tengo mi huerta en una azotea pequeña donde las paredes están pintadas de color blanco y noto que, en verano, las plantas sufren mucho el calor ¿qué puedo hacer para evitarlo?
La luz del sol es una verdadera bendición para los cultivos hortícolas que agradecen cuando pueden tener 8-10 horas diarias de sol durante todo el año.
En verano, una pared de color claro es excelente para reflejar el calor pero ese mismo reflejo puede favorecer el aumento de la temperatura de forma desmedida y si no se toman las precauciones adecuadas, las plantas y frutos pueden sufrir daños o disminuir su calidad (fisiopatías) por “golpes de calor».
Si bien, las plantas tienen una gran capacidad de adaptación a cambios externos, a 40ºC o más la actividad vegetal disminuye e incluso se empiezan a destruir tejidos enzimáticos. Las variaciones drásticas de temperatura pueden afectar a la morfología, la anatomía, la bioquímica y la fenología del vegetal.
Algunas consecuencias del golpe de calor son: