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Aceites esenciales para el tratamiento del estrés

Por el Dr. Hugo Golberg. Médico graduado en la Universidad de Buenos Aires (1969). Matrícula Nacional 35674. Especialista en Clínica Médica. Ex-Vicepresidente de la Asociación Argentina de Fitomedicina. Miembro de la Sociedad Argentina de Medicina Antropológica. (Ver curso a distancia sobre Aceites Esenciales y Aromaterapia aquí >)

De la misma forma que un animal cuando está enfermo busca instintivamente comer las plantas que lo pueden curar, el Hombre primitivo descubrió que las plantas silvestres que colectaba comía influían en su estado de salud.

Fue un proceso lento de aprendizaje, basado en la observación minuciosa de lo que la naturaleza ponía a su disposición, desarrollando así el conocimiento de qué plantas podían ser comestibles, cuáles tenían propiedades medicinales, poderes mágicos y espirituales o cualidades para realzar la belleza.

Así nace la Aromaterapia, ciencia que se basa en el uso de la parte más sutil de la planta: la esencia. Empleada con fines terapéuticos por intermedio de los aceites esenciales que la contienen, la energía vital encerrada en las esencias, actúa directamente sobre el equilibrio del cuerpo humano: en la parte mental, física y emocional.

Foto libre: Ecoosfera.com

Desde hace miles de años, los aceites que se extraen de las plantas se utilizan como medicinas, ungüentos, perfumes y cosméticos. Los egipcios, griegos y romanos los usaron ampliamente como medicinas y cosméticos aromáticos. Más tarde, con el descubrimiento del método de destilación, se produjo un gran desarrollo de la ciencia en Europa y en todo el mundo.

Hoy en día, los aceites esenciales se aplican ampliamente en medicamentos, cosméticos, perfumería así como en la industria de la conservación de alimentos.

Está demostrado que un uso terapéutico muy importante es el tratamiento del estrés. Aplicados por vía oral, cutánea o atmosférica, los aceites esenciales de romero, limón, hoja de naranjo amargo, azahar, incienso lavanda y rosa son ideales para tratar las enfermedades asociadas a esta patología de nuestro tiempo: resfríos frecuentes, molestias digestivas, depresión, asma, hipertensión arterial y otras.

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