👉🏻👉🏻 El cultivo de hongos o setas comestibles es atractivo por varias razones. Una de las más interesantes es que crecen sobre residuos agrícolas que se pueden conseguir a bajos costos o, incluso, en forma gratuita. ✅ Vea la nota a continuación. ✅ Para aprender más sobre cultivo de hongos gírgolas u ostra (Pleurotus), sumate a la próxima edición del curso a distancia >> www.agroconsultoraplus.com/curso-hongos-pleurotus
Cuando hablamos de cultivar hongos nos referimos a imitar las condiciones en las que crecen en la naturaleza, pero en un ámbito artificial. Es decir, ofrecerles un sustrato y controlar las condiciones ambientales para que se desarrollen y crezcan.
Concretamente, consiste en inocular el hongo saprófito que nos interesa sobre un sustrato y forzar las dos fases de crecimiento (vegetativo y reproductivo) con la finalidad de obtener la mayor cantidad posible de cuerpos fructíferos (setas). Para ello, necesitamos conocer las condiciones óptimas de crecimiento de cada especie y cómo crear un ambiente favorable para su desarrollo.
Los ejemplos más conocidos son pajas de cereales, restos de podas y virutas de diferentes maderas, pero también se pueden usar otros.
Los emprendimientos dedicados a la elaboración de cerveza artesanal han florecido en los últimos años y una de las necesidades que surgen es cómo aprovechar el bagazo o grano de malta gastado que resulta del proceso de elaboración.
Normalmente se usa para alimentación animal, especialmente para cerdos, pero el cultivo de setas puede ser otra excelente oportunidad.
Si un cultivador planea obtener producciones libres de factores que puedan alterar la calidad y la productividad, necesariamente tiene que trabajar con sustratos descontaminados o libres de agentes que puedan perjudicar el óptimo desarrollo de su cultivo. Por eso, es indispensable que el sustrato sea “limpiado” previamente.
Si bien existen otros sistemas, por lo general, esta limpieza se realiza con el proceso térmico conocido como Pasteurización (con vapor a 70-85ºC) durante un lapso mínimo de 3 horas.
Con esta operación se busca obtener un sustrato “biológicamente apto”, listo para “sembrarlo” o “inocularlo” y que sólo se desarrolle el micelio del hongo que nos interesa cultivar o, al menos, que lo colonice antes que los microorganismos contaminantes.
Es común creer que el residuo de la cerveza sale ya pasteurizado a una temperatura de 80ºC pero casi ninguna maceración llega a esa temperatura. Por lo general el proceso de maceración se produce a aproximadamente 65ºC durante 1 hora.
En ciertos estilos de cervezas se practica el mash out que consiste en subirle la temperatura (76°C) para desactivar las enzimas por 15 minutos.
Esta situación, sumada a que quedan azúcares residuales en el bagazo, hace que este residuo tal como se recibe, sea muy fermentativo a partir de las lactobacterias que se encuentran en el grano.
Entonces, el bagazo que se recibe como resultado de la elaboración de la cerveza artesanal no está pasteurizado y contiene muchos azúcares.
El alto contenido de agua inicial (75–80%) y la presencia de niveles considerables de polisacáridos, azúcares fermentables residuales y proteínas hacen que el bagazo fresco sea muy susceptible a la contaminación microbiana. Este deterioro microbiológico puede comprometer la posibilidad de utilizarlo como materia prima para sustrato de hongos saprófitos. Por eso, una vez que se tiene el desecho hay que procesarlo y usarlo muy rápido.
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