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Efluentes y el caso Minamata: símbolo internacional de daños ambientales

Alejandro Víctor MoncagattaPor Ing. Qco. Alejandro Víctor Moncagatta. Ingeniero Químico, Facultad de Ingeniería Química, Universidad Nacional del Litoral. Tutor de Cursos a Distancia ACP (Ver curso a distancia sobre Gestión Ambiental de Efluentes Líquidos en el Agro y la Industria>) (Ver curso a distancia sobre Gestión Ambiental de Residuos Sólidos y Conservación del Recurso Suelo>)

Además de pérdidas de vidas y daños materiales, los eventos naturales como erupciones volcánicas, inundaciones, terremotos o huracanes que suelen abarcar áreas muy extensas, pueden provocar diferentes grados de contaminación ambiental de origen natural.

La contaminación antrópica, en cambio, es aquella producida por las actividades del Hombre y, contrariamente al caso anterior, si se pueden evitar. Para ello, es fundamental concientizar a las poblaciones para difundir el concepto de desarrollo sustentable que promueve la correcta gestión ambiental de los residuos así como la prevención de los problemas ambientales y mitigación de sus consecuencias.

Los efluentes líquidos generados a nivel residencial o productivo, sean el ámbito rural o industrial, deben ser correctamente gestionados antes de ser vertidos al ambiente.

Contaminación en Minamata, Japón

Entre 1930 y 1940, ocurrió un episodio gravísimo en Minamata, Japón que se convirtió en un símbolo internacional de los daños ambientales. El desastre se produjo cuando la petroquímica Chisso liberó grandes cantidades de desechos industriales que contenían altas dosis tóxicas de mercurio provocando la bioacumulación del contaminante en el agua. Estos vertidos sin tratar llegaron a la bahía de Minamata, afectando a la vida marina local y, posteriormente, a la población.

La consecuencia fue un brote de envenenamiento por metilmercurio que provocó la muerte de 111 personas y más de 400 con problemas neurológicos entre 1953 y 1965 y que hoy se conoce como enfermedad de Minamata.

En 1960, un estudio determinó que los gatos alimentados con pescado de la bahía presentaban la enfermedad, que la bahía estaba muy contaminada y que en el hígado y riñones de las víctimas humanas había una elevada cantidad de mercurio, así como en el cabello de enfermos vivos. En 1961, el problema se agravó porque la fábrica desvió algunas de sus aguas a un río vecino y amplió el radio de contaminación, afectando a todo el mar interior de Yatsusho.

Recién en 1968 el gobierno japonés anunció oficialmente que la causa de la enfermedad se debía a la ingestión de pescado y de marisco contaminado con mercurio.

 

Cinética del mercurio - Contaminación en Minamata, Japón - Efluentes

 

Las autoridades japonesas revelaron que, entre 1932 y 1968 (cuando cambió el proceso de síntesis por otro menos contaminante), se vertieron a la bahía 81 toneladas de mercurio a través de las aguas residuales sin tratar. El balance final, fechado en 2001, reveló 2.955 casos de enfermedad de Minamata, de los cuales 2.265 habían vivido en la costa del Mar de Yatsusho.

El caso de Minamata fue tan trascendental que constituye uno de los llamados «cuatro grandes procesos» de la responsabilidad medioambiental en Japón. Por primera vez se admitió el uso de la prueba epidemiológica como constatación del nexo causal entre el consumo de alimentos contaminados y la enfermedad.

La acción ciudadana y el reportaje gráfico de W. Eugene Smith sensibilizaron a la sociedad, atrayendo la atención del mundo hacia el problema.

En 1973 los tribunales de Kumamoto fallaron a favor de las familias, ordenando el pago de 320 millones de Yenes (2,3 millones de euros) a los demandantes. Un fallo de 2004 de la Corte Suprema responsabilizó al gobierno de no cumplir con su obligación de mantener limpias las aguas permitiendo que la contaminación continuase durante años después de su descubrimiento (la empresa no detuvo los vertidos hasta 1970).

El caso de Minamata se ha convertido en un símbolo internacional de los daños ambientales, y ha servido para que otros países tomen medidas.

En 2017, el Parlamento Europeo ratificó el Convenio de Minamata de las Naciones Unidas, un tratado internacional de obligado cumplimiento diseñado para proteger la salud humana y el medio ambiente del mercurio. Ese mismo año se organizó en Montevideo, Uruguay un Seminario Regional “Monitoreo y Análisis de Mercurio en diferentes matrices ambientales” organizado por las Agencias de Cooperación Internacional de Uruguay (AUCI), el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente del Uruguay (MVOTMA) y la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional JICA, con el apoyo de la Asociación Uruguayo Japonesa de Cooperación Técnica (AUJCT), en el marco del Convenio de Minamata sobre Mercurio, dentro del proyecto “Cooperación técnica para el diagnóstico de la situación actual y diseño de plan de acción/remediación de la costa del Río de la Plata por eventual contaminación de mercurio en sedimentos”. Contó con la participación de representantes de Argentina, Chile, Nicaragua, Paraguay, Perú y técnicos de Uruguay de instituciones públicas y privadas. En esta ocasión, JICA envió al experto, Dr. Mitsuo YOSHIDA y el Dr. Koichi HARAGUCHI del Instituto Nacional de la enfermedad de Minamata.

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